14.10.08

Mi trabajo como cooperante





Puerta de casa













La pesca es la base de la economia en Tombwa. El pescado, fresco o secando, se puede encuentrar en cualquier esquina, en la calle.







Una parte muy considerable de la populación de Tombwa reside en fábricas de pescado abandonadas





En momento de elecciones, el MPLA, partido vencedor, ha marcado presencia al pecho de casi todos los Angolenos


Mi función estuvo 100% conectada con la fotografía. Acompañada de dos voluntárias más, visite la casa de cada uno de los niños apadrinados (25 en total) para ver como están y para hacerles una foto para posteriormente enviar a sus respectivos padrinos.

Estas visitas me han permitido entrar en las áreas más pobres y más necesitadas de la ciudad. Alrededor de la calle principal de Tombwa, se multiplican barrios sin cualquier tipo de sanidad básica, sin electricidad en muchos casos. Las casas son de adobe en los mejores casos, y de capin o lata en las situaciones más dramáticas. El suelo de las casas es de tierra y las camas de estera. Hemos visto muchísima enfermedad. Gente con deformaciones físicas, gente con solo una vista, cojos.

La situación más dramática fue al visitar una apadrinada. La vimos cerquita de su casa. Le preguntamos como iba. Sonriendo siempre nos dijo que bien. Le preguntamos por la familia, si estaban por casa. Su rostro se sombreó. Solo estaba el hermano, enfermo. Se puso a llorar. El niño no podía hablar ni caminar. Fuimos a verle. Hemos encontrado una situación extrema. En una de estas casas de adobe, con suelo de tierra y camas de estera, vimos el cuerpito en posición fetal. Envuelto en una manta, se podía apreciar la delgadez de las piernas (apenas huesos). El rostro del niño no se podía ver. Era una casa muy oscura, sin ventanas. Apenas escuchamos su respiración muy fuerte, con un sonido que no puedo explicar. Creo que le cuestaba mucho respirar.

Imágenes de este tipo se veen mucho en la telé. Pero estar delante de ellas, tiene un impacto inexplicable. Concluí en el mismo momento que este niño estaba ya esperando la muerte. Una colegas volutárias, que ya conocían unos médicos les han ido a visitar para saber cual era la situación. El niño ya no era niño. Era si un chico con 30 años. (Su volumen bajo la manta era el de un niño mal nutrido!) Su situación era irreversible. Solo se podría minimizar un poco su sufrimiento con pastillas para la hipertensión. Al cabo de unos días, nos llegó la noticia de su fallecimiento.



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